Maraña, entresijos, caos, detalles... Todo eso se puede interpretar si miras, de la misma forma en que lo hago yo, cada vez que capto las ramas sin hojas.
Cuando las veo me gusta fijarme en ellas ya que, aunque parezcan un caos, siguen una senda, un camino siempre con un principio y un fin.
Esa forma de ser de las cosas me enloquece; me lleva a fijarme más en los detalles, para quitar de la imagen que estoy percibiendo, la sensación de desorden y quedarme con la de entresijo, plenitud.
Si consigues ver orden en ese caos, consigues ver la belleza admirando el TODO, el conjunto, la madeja a partir de la armonía de los hilos.