jueves, 10 de julio de 2014

Comunícate

  La comunicación debe ir siempre unido al sentir. 

  Hablar de las cosas, de todo lo que te pasa por la mente es como una fuerza que te hace sentir vivo.

  Si dejas de hacerlo pasas a un estado en el que tu cabeza sólo piensa en el qué y cómo de las cosas y que nacen sin madurar. En tormentas pero no de ideas, sino de pensamientos y a los que la mayoría no encontramos explicación. Mueren porque no salen a la luz. 

  Sí piensas en cómo hacer para mejorar eso no obtendrás un gran resultado al creer que debes comunicar pero de forma especial, algo con una cierta importancia. Y precisamente lo que se hace es forzar la situación y te hayas inmerso en una serie de palabras que, cómo decía mi abuelo, llegaba a la reducción al absurdo. Tienes que sentir la necesidad de expresar, deshacer el nudo.  Quizás pensando en que no debe ser de relevancia siempre lo que has de expresar. Saber y confiar en que lo que digas es fruto de tu vida, de tus vivencias. Saber que aunque tú no lo encuentres interesante es la forma que tenemos de aportar un trocito de ti al mundo que te rodea.

Así somos los humanos. Tenemos la necesidad de hablar las cosas. Sean banales o puros ensayos, sean historias del día a día o puros premios novel. Necesitamos expresarnos y que se nos de la oportunidad, ya no sólo de decir lo que se nos pasa por la cabeza sino que, lo que es más importante, que haya alguien detrás que lo esté escuchando.

Por ello creo que todos llevamos un escritor, periodista, cuenta cuentos; dentro.

Hablamos, charlamos, pensamos... 

Acciones a las que no le damos importancia y que, hacen sin darnos cuenta que el ser humano merezca la pena, sea libre.

Así quiero expresar que, me encanta escuchar y me interesa lo que todo el mundo a mi alrededor me pueda contar. Son ideas, pensamientos y palabras que me hacen crecer. Quiero de ellas beber hasta la última gota.