Mi vida...
Es un apodo tan común...
Hay veces que pensamos que lo que tenemos, si es algo muy intenso, sobre todo te lo tienen que demostrar con actos tontos y anodinos. Y yo me pregunto... ¿Para qué?
Un día me di cuenta que yo no era "mi vida", y sobre todo que nunca me habían puesto ese título. Me comí el coco. ¿Quería eso decir que yo no era suficiente? ¿Qué los sentimientos eran descafeinados?
Volví a madurarlo y vi que no todas las circunstancias ni los momentos eran iguales. ¿Podía ser que no hacía falta títulos, ni apodos en la agenda? Era más físico, más de tú a tú, más a largo plazo, más de corazón.
Sentimiento esté que al madurar se transforma en un amor profundo y duradero. Un echarse de menos inconsciente, un querer mejorar el uno por el otro, un sentir en consonancia con el mundo y un... Un yo ser yo y tu un tú tan grandes, tan fuertes que no hay apodo más bonito en el mundo.
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Por favor vamos a huir todos de los títulos, de los nombres, de las formas y las apariencias. Sin miedos. Vamos a por lo real, a por lo que de verdad sentimos, sin tapujos pero sin disfraces. Apostemos por lo sincero; tan simple y tan sencillo como nuestra realidad.